Hoy es domingo 28. Digo esto porque el pasado viernes nos dimos tal paliza que empiezo a tener ganas de escribir hoy.

A las 9 y poco empezamos a triturar las hojas y ramas Ernesto, Pilar, Santi, Cristina, Julián, Javi Carranza y yo (creo que no me dejo a nadie) en un ambiente agradable en el que sin decirnos nada todos nos pusimos a trabajar coordinadamente como si lo hubiésemos hecho toda la vida. Unos abriendo sacos de hojas y retirando los residuos no degradables, otros abasteciendo de ramas a los que se encargaban de meter las ramas y las hojas en la trituradora. A la hora u hora y media (creo) algunos se tuvieron que ir a sus quehaceres y nos quedamos justísimos pues casi no dábamos abasto para abastecer a la máquina, por lo que al no tener relevo no paramos hasta las 13h. A esta hora vino Ángel con el abono de oveja y se fue a comer un bocadillo, Ernesto se fue a un recado, Santi a preparar la comida y marchar a trabajar y Pilar y yo fuimos al San Remo a comer un pincho de tortilla y una caña.

De esta guisa continuamos hasta la salida de los de infantil con lo que Pilar se fue con  su nieta  y los tres que quedábamos  acabamos sobre las 15:30h de triturar todo y quedarnos físicamente triturados.

Marcamos el rectángulo donde va la pila de compost y empezamos a echar una capa vegetal otra de abono y así sucesivamente, pero al ir a poner la manguera para regar bien el compost, la bayoneta que entra en la boca, entra mal y el agua salía sin parar. Metemos la bayoneta como podemos y conseguimos que salga un chorrito.

Llamo a Mar y le pregunto por las llaves de corte para que cuando nos vayamos podamos cortar el agua del jardín, pero el problema es la cantidad de años que tienen las instalaciones del cole. Logramos cortar, con mucho cuidado por si se rompe la llave, el agua del edificio pero no del jardín. Sabemos que hay una arqueta desde la que creemos que se puede cortar el agua pero no nos atrevemos a hacerlo pues tememos quedarnos con la llave en la mano. Mientras tanto Ernesto se cabreaba porque mientras el paleaba yo estaba liado con las llaves de corte y con la excursión de sexto.

De esta manera llegamos a las 18h (creo) con la pila levantada un metro y con un chorrito de agua para empapar la pila cuando llega Javier y nos echa una mano para acabar la pila. Esto nos dio un poco de respiro pues Ernesto y yo estábamos muertos y sin haber podido ir a comer.

Ángel por su parte tuvo mucha suerte pues mientras pasaba por el páramo de Masa se le salió el todo terreno con el remolque de la carretera. No pasó nada pero buen susto se debió de llevar.

En mi intención no estaba hacer el mismo día el triturado y la pila, pero ha ocurrido así. También el no haber tenido más personas para ir relevándonos se notó mucho.

Ya os pondré fotos en cuanto me las manden.