El 2 de junio se jugó la COPA DE LA SALLE de BALONCESTO, por la mañana y por la tarde. El único equipo participante de nuestro colegio "ANTONIO MACHADO" fueron los alevines masculinos y se han ganado el primer puesto. Estuvo muy disputado, los rivales fueron muy fuertes y los partidos fueron muy bonitos. La final, que jugaron a las 18:30 h., se disputó contra el equipo de Rivera del Vena y fue muy emocionante, de hecho ganaron por un solo punto.Uf! por poco, pero jugaron todos muy bien y GANARON. ENHORABUENA a los jugadores, como no, pero ENHORABUENA A SU ENTRENADOR, a Alvar. Se ha ganado a pulso el cariño de todos, de jugadores y de padres. Muchas gracias Alvar porque tu dedicación la disfrutamos todos. Mirad que guapos que estais:
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Un hogar sin protección contra incendios es como un coche sin frenos: puede funcionar, sí, pero basta con un instante para que todo se vuelva incontrolable. Cada vez que leemos la noticia de un incendio doméstico, no solo vemos las llamas; vemos vidas puestas en peligro, recuerdos hechos cenizas y un grito silencioso que nos recuerda lo frágil que es todo. Y es que, cuando hablamos de seguridad, los extintores no son un lujo ni una excentricidad: son una necesidad.
El reciente incendio en la calle Barón de Les, en Málaga, es uno más de los muchos episodios que ponen sobre la mesa la misma pregunta: ¿estamos realmente preparados para un fuego en casa? Las llamas no distinguen barrios, ni edades, ni horarios. Se propagan sin pedir permiso. Un enchufe defectuoso, una sartén olvidada al fuego, un cargador sobrecalentado... basta un descuido para que la tragedia llame a la puerta.
Y en ese instante crítico, cuando apenas hay segundos para reaccionar, tener un extintor al alcance puede marcar la diferencia entre un susto controlado y una pérdida irreparable.
No estamos hablando de sistemas industriales ni de grandes instalaciones. Nos referimos al simple, silencioso y eficaz extintor doméstico que debería formar parte de cualquier hogar con conciencia preventiva. Su utilidad no se limita a apagar fuegos: representa una actitud, una responsabilidad activa frente a los imprevistos.
Muchos aún piensan que un extintor en casa es innecesario, que "eso solo les pasa a otros". Pero la realidad es clara: ningún hogar está exento de riesgos. Y por eso, comprar extintor debería ser una de las primeras decisiones al instalarse en una nueva vivienda, al igual que adquirir un seguro de hogar o instalar cerraduras seguras.
Elegir el extintor adecuado no es un juego de azar. Existen distintos tipos, cada uno adaptado a un tipo de fuego específico:
Es fundamental analizar el entorno del hogar: cocina, materiales combustibles, número de habitaciones, si hay niños o personas mayores, etc. Solo así sabremos qué tipo de extintor puede ofrecer la mejor cobertura preventiva. Para más detalles sobre el uso doméstico de estos equipos, un blog sobre extintores puede ser una fuente útil y accesible.
Un extintor no se compra y se olvida. Como cualquier herramienta de seguridad, necesita revisiones periódicas. La presión, el contenido, la boquilla, la caducidad… todo debe estar en condiciones óptimas. Un extintor vencido o mal mantenido es igual de útil que una linterna sin pilas durante un apagón. Por ello, recomendamos seguir siempre el calendario de revisiones y, si se ha usado, recargarlo inmediatamente.
El lugar en el que se coloca el extintor también importa. Debe estar visible, accesible, preferiblemente en zonas como la cocina, el pasillo o cerca de la entrada. No lo guarde detrás de muebles, ni lo oculte en armarios. En caso de incendio, cada segundo cuenta.
Y si llega ese momento —esperemos que no—, es vital mantener la calma, conocer la técnica PASS (Pull, Aim, Squeeze, Sweep —Tirar, Apuntar, Presionar, Barrer—) y actuar sin titubeos. No se trata de convertirse en bomberos, sino de contener el fuego hasta que lleguen los profesionales.
La seguridad en casa no debería basarse en la suerte. El fuego no distingue entre quienes tienen un sistema de prevención y quienes no. Por eso, la cultura de la prevención debe empezar en el hogar. Educar a los más pequeños sobre lo que no deben hacer, revisar enchufes, evitar sobrecargas eléctricas, no fumar en la cama... Todo suma. Pero cuando la prevención falla, el extintor es el último bastión de defensa.
Comprar un extintor es barato comparado con los daños que puede evitar. No estamos hablando solo de muebles o paredes: hablamos de personas, de vidas. A veces, la diferencia entre sobrevivir o no, está en la presencia o ausencia de un cilindro rojo en la pared.
El caso de Málaga no es el único ni será el último. Pero podemos aprender de él. No esperemos a ver el fuego en la televisión para actuar. No esperemos a lamentarnos por lo que no hicimos.
Un hogar seguro es aquel que está preparado. Contar con un extintor en casa no es paranoia, es previsión. Es una muestra de responsabilidad con nosotros mismos, con quienes viven con nosotros y con nuestro entorno. Nunca sabremos cuándo lo necesitaremos, pero sí sabremos que estará ahí si llega el momento.
Prevenir es siempre mejor que lamentar. Y la prevención comienza con acciones tan simples como colocar un extintor en el pasillo.